lunes, 31 de agosto de 2009

La Comunión


El tercer elemento del sacrificio eucarístico es la participación a la víctima inmolada: la comunión. Una vez concluido el canon, comienza la preparación a la comunión con la recitación del Pater Noster. Según la forma extraordinaria el Pater ha de ser cantado (o recitado) solamente por el sacerdote que celebra. Esta práctica suele sorprender a los que no tienen costumbre de frecuentar el rito tradicional de la Misa, pues en la forma ordinaria la recitación es común del sacerdote con los fieles. Hemos de explicar que la reserva del padrenuestro al sacerdote es un uso antiquísimo y característico del rito romano. San Gregorio Magno en una de sus cartas explica que una de las diferencias entre el rito romano y los ritos orientales es que en Roma el Pater es recitado solamente por el sacerdote. Existe también un testimonio más antiguo aún, de san Agustín. Después del padrenuestro la hostia consagrada que hasta entonces estaba directamente sobre los corporales, se coloca sobre la patena dando así a entender que se acerca el momento de la comunión. En la forma extraordinaria la comunión del sacerdote se produce antes y separadamente de la de los fieles. La explicación de ello se encuentra en el hecho que la primera es parte integrante del sacrificio: no puede haber misa completa si el celebrante no comulga de las especies que consagró. En cambio la comunión sacramental de los fieles aunque es muy deseable y recomendable no forma parte de la integridad de la misa.

Pero sin duda el elemento que más destaca en el modo de comulgar según la forma extraordinaria es el hecho de que los fieles reciban la comunión arrodillados y en los labios. Sin embargo, como para el latín o la orientación del altar, no es éste un elemento exclusivo del rito extraordinario. En la forma ordinaria también se contempla la comunión de rodillas y en la boca, que debería ser en teoría la regla general. Lo que ocurre que la comunión de pié y en las manos se nos ha impuesto rápidamente. El papa Benedicto XVI ha vuelto a introducir en las misas pontificias la manera tradicional de comulgar con la intención de recordar a todos que ésta sigue siendo la mejor manera para un católico de recibir respetuosamente, reverentemente y con amor a Jesús sacramentado.


La comunión de rodillas y en los labios


En el Evangelio Cristo amonesta a sus discípulos a unir la candidez de las palomas con la astucia de la serpiente . Así pues no pequemos de ingenuidad en un tema tan importante que toca el corazón del cristianismo: la Eucaristía.


La comunión en la mano es una reivindicación del protestantismo. Invocando un uso primitivo caído en desuso desde hacía siglos, los reformadores impusieron en sus iglesias la comunión en la mano. En dicha práctica veían un medio de combatir las expresiones de veneración hacia el Santísimo Sacramento, juzgadas supersticiosas. Como ejemplo, he aquí un fragmento de una carta de Bucero, dirigida a la jerarquía anglicana:




"No me cabe duda de que el uso de no dar a los fieles este sacramento en las manos ha sido introducido en razón de una doble superstición: en primer lugar en razón del falso honor que se desea manifestar a este sacramento y en segundo lugar, en razón de la arrogancia perversa de los sacerdotes que pretenden tener una mayor santidad que el resto del pueblo de Cristo, en virtud del Óleo de la consagración sacerdotal (...) Se puede permitir sin embargo que, durante un cierto tiempo y para aquellos cuya fe es débil, el sacramento les sea dado en la boca si así lo desean, ya que con tal que reciban una enseñanza apropiada, dichos fieles no tardarán en conformarse con el resto de la comunidad y recibirán el sacramento en la mano".


Doble objeción a la comunión en los labios: por un lado ella afirma la creencia de que existe una diferencia esencial entre el pan y el vino consagrados y el pan y el vino ordinarios. Por otro lado, ella perpetua la creencia de que entre un sacerdote y un laico existe una diferencia esencial. Su solución consiste en dejar facultativa, durante un primer tiempo, la comunión en la mano, pero dicha opción deberá ir acompañada por una gran campaña de propaganda destinada a convencer rápidamente los fieles. Es evidente que los alimentos de un cierto valor no se comen jamás con las manos. Lo único que se come con las manos es el pan ordinario y corriente. Ahora bien, en la sagrada forma después de la consagración no queda nada del pan ordinario y correinte (salvo las apariencias o accidentes). Lo que recibimos en la sagrada comunión no es un trozo de pan corriente, sino el verdadero cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, oculto bajo las apariencias del pan. Por eso es muy conveniente que la manera de tratar y de consumir la Santa Eucaristía sea diferente de la empleamos para comer un simple trozo de pan. De este modo expresamos de manera explícita al mismo tiempo que robustecemos nuestra fe en la presencia real y se evitan confusiones y equívocos.



No se trata de que la lengua sea mas digna o menos que las manos o los pies. Se trata de poner de
manifiesto que la santa Eucaristía no es un trozo de pan.
Es de señalar que tanto en oriente como en occidente el uso de dar a los fieles la comunión en la
mano desapareció sin dejar trazas desde una época muy temprana. En la iglesia cismática
ortodoxa la comunión en las manos sigue estando completamente prohibida. En la iglesia católica
se ha introducido muy recientemente el uso facultativo de recibir la sagrada forma en las manos.
¿Una tal práctica está contribuyendo en nuestros días a rodear la Santa Eucaristía del respeto y del
fervor que les son debidos? ¿Es que un cuidado y una atención particular son observados, sobre
todo en lo que concierne a las partículas?... Todo aquel que pueda y quiera mirar la realidad de las
cosas sabrá cómo responder a éstas preguntas. Bástenos citar el testimonio del cardenal Hume,
arzobispo de Westminster durante una conferencia pronunciada ante la “Washington theological
union” el 25 de junio de 1999:
“Por mi parte, quisiera compartir con muchos otros una inquietud concerniente la fe de nuestro
pueblo en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. La comunión en la mano, el desplazamiento
del sagrario del centro del altar, la ausencia de genuflexiones, según mi experiencia, han debilitado
el respeto y la devoción debidos a tan grande sacramento”20.
Arrodillarse es un modo concreto de rendir a Jesucristo, presente en la hostia consagrada, un acto
exterior de adoración antes de recibirlo en la santa comunión. Postración, genuflexión,
inclinación... son maneras de expresar con nuestro cuerpo los sentimientos de adoración de
nuestra alma.
En los evangelios encontraremos múltiples pasajes en los que aquellos que reconocen la divinidad
de Jesucristo, de manera casi “automática” se prosternan a sus pies. Por ejemplo, los Magos de
Oriente, el centurión, etc. Cristo mismo, para darnos ejemplo, cuando oraba lo hacía
prosternándose en tierra.


domingo, 30 de agosto de 2009

NOS HAN ALEJADO DE ÉSTO...

















...PARA ACERCARNOS A ÉSTO.
Nótese el recogimiento de las "ministras".

Canon romano de la Santa Misa


Todas las liturgias de la misa contienen un momento central durante el cual se realiza el misterio de la Eucaristía. Se trata de la oración o conjunto de oraciones durante las cuales tiene lugar la consagración del pan y del vino, transformándolos en el cuerpo y sangre de Jesucristo. A este plegaria eucarística los orientales la llaman anáfora. Los ritos orientales poseen múltiples anáforas que cambian según los tiempos litúrgicos. En cambio el rito romano se ha caracterizado por tener una sola plegaria eucarística invariable durante todo el año y que suele llamarse Canon, es decir: regla. El Canon va precedido por el canto del Prefacio, el cual si es variable y cambia según las fiestas y los periodos del año. Al prefacio sucede el canto del Sanctus, himno majestuoso que proclama la santidad y la gloria de Dios uno y trino. Una vez apagadas las últimas melodías del Sanctus reina un silencio sagrado y el celebrante se presenta solo ante Dios.


El silencio durante el Canon

Uno de los ritos que más suelen sorprender a los que descubren el usus antiquior de la Santa Misa es el silencio con que se rodea la plegaria eucarística. Hasta aquí los asistentes a la Santa Misa habían tomado parte en las oraciones y ceremonias mezclando sus voces con las del celebrante. Ahora, tras los tres toques de campanilla que acompañan el Sanctus, el sacerdote se avanza solo y entra en el sancta sanctorum.


En el Templo de Jerusalén había un lugar especialmente sagrado, el santuario, que a su vez se hallaba compuesto de dos estancias. La primera llamada el "Santo" donde mañana y tarde entraba el sacerdote que estuviese de turno para renovar el fuego del altar y quemar en él aceite perfumado e incienso, mientras que el pueblo, convocado a son de trompeta, oraba en el atrio. La segunda estancia, más sagrada aún, era llamada el "santísimo" o el "santo de los santos". Separada de la anterior por un velo o cortina, una sola vez al año entraba en ella el sumo sacerdote solo para ofrecer la sangre de la víctima inmolada.


Ahora, en la Nueva Alianza, también se avanza el sacerdote y se presenta solo ante Dios para ofrecerle el sacrificio. El Canon de la Misa o plegaria eucarística es el santuario en el que solo el sacerdote puede penetrar. He aquí el significado simbólico de éste silencio. El sacerdote pronuncia en voz baja la oración consagratoria porque la santidad de este recinto sagrado, inaccesible para el pueblo, exige que en él reine un silencio absoluto. En el silencio debe el hombre hacercarse a Dios. Las liturgias orientales expresan ésta segregación de manera aún más dramática, mediante el uso del "iconostasio". Se trata de un tabique que se alza entre el altar y la nave, más o menos a la altura donde en nuestras iglesias se sitúa el comulgatorio. El iconostasio tiene una o tres puertas a través de las cuales los fieles pueden ver el altar. Pero llegado el momento de la consagración las puertas se cierran, arrebatando a la vista de los fieles el altar y el sacerdote. Las puertas no volverán a abrirse hasta que la plegaria eucarística no haya terminado, antes de la comunión. El silencio del canon cumple en la liturgia romana la misma función que el iconostasio en oriente: pone de manifiesto la sacralidad del momento y subraya la diferencia esencial entre sacerdocio común de los fieles y sacerdocio ministerial.


Los gestos y ceremonias durante el Canon de la Misa


El valor sacrificial de la Misa queda precisado y explicitado por una serie de ritos secundarios pero sin embargo indispensables: signos de cruz, inclinaciones, genuflexiones, etc... Todo ello pone de manifiesto que al pronunciar la plegaria eucarística el sacerdote no está realizando una simple lectura en la que rememora un hecho histórico del pasado, es decir la Última Cena. Pronunciando la plegaria eucarística el sacerdote está realizando no una lectura sino una acción, es decir: un sacrificio. Con sus palabras el celebrante actualiza y hace presente de manera eficaz el sacrificio de Cristo. Entre todos esos gestos sobresale la elevación de las especies consagradas. Precedida y seguida de la genuflexión del celebrante, acompañada del sonido de las campanillas y de la incensación si el rito es solemne, éste gesto de introducción relativamente tardía señala el momento culminante de la acción sagrada: Dios se hace realmente presente sobre el altar.














El Ofertorio



Como su nombre indica el ofertorio consiste en la ofrenda de la víctima.
Durante los primeros siglos el ofertorio consistía solamente en el gesto de ofrenda de la hostia y
del cáliz. Se trataba de un rito minuciosamente reglamentado pero “mudo”.
Más tarde, durante la época carolingia, el desarrollo de la liturgia comporta que diversos ritos que
hasta entonces se limitaban al gesto fuesen acompañados por oraciones que expliquen su
significado.
Es entonces cuando se elaboran las oraciones de nuestro ofertorio. En ellas se expresa mediante
palabras el sentido del gesto de ofrecer la hostia y el cáliz antes de su consagración. De hecho,
una vez que las liturgias alcanzan un cierto grado de madurez ya no basta para empezar con la
plegaria eucarística que las materias de pan y vino se hallen presentes en debida cantidad y
calidad; es preciso que se coloquen con las ceremonias y oraciones correspondientes encima del
altar, con lo cual entran ya en el movimiento oblativo que culminará en la consagración. Por eso
lo que se ofrece a Dios no es el pan y el vino en si mismos, sino el cuerpo y la sangre de Cristo
que dentro de poco se harán presentes sobre el altar bajo las apariencias de pan y vino.
La oración de ofrenda de la hostia Suscipe, sancte Pater es de origen galicano. El testimonio escrito
mas antiguo que conservamos de ella data del año 877.
La fórmula de ofrenda del cáliz Offerimus tibi Domine aparece escrita por vez primera en un
sacramentario conservado en el monasterio de San Galo (Suiza) y que data de los siglos IX – X.
Estas oraciones las pronuncia el sacerdote en voz baja por tratarse de oraciones privadas nacidas
(como ya hemos explicado) de la necesidad de acompañar los gestos con fórmulas que expliciten
su significado.
Los autores de la reforma del misal en tiempos de Pablo VI no supieron apreciar el sentido y el
valor de estas oraciones. Al debilitar el vínculo profundo entre ofertorio y consagración ya no
vieron lógico llamar al pan Hostiam inmaculatam ni al vino Calicem salutaris.
Así que para reemplazar las oraciones del rito romano los reformadores buscaron otras en los
demás ritos cristianos (tanto orientales como occidentales). Pero tuvieron que constatar que todas
las tradiciones litúrgicas cristianas o no tenían oraciones de ofertorio (sólo el gesto mudo) o si las
tenían su contenido era análogo al de las que querían cambiar.


Lo que hicieron entonces fue copiar unas oraciones judías para bendecir la comida. Esas son las
oraciones del ofertorio en la forma ordinaria. En ellas se dan gracias a Dios por el pan y por el
vino que es lo que se presenta a Dios.
Sin ánimo de polémica, creo que es muy de lamentar que se haya ignorado toda la tradición
cristiana para reemplazarla por unas fórmulas judaicas en las que no aparece ninguna referencia a Cristo.
Durante el ofertorio tiene lugar un numeroso conjunto de ceremonias (incensaciones, bendición
e imposición del agua, lavatorio de manos, signos de cruz, etc.) Faltos de tiempo no podemos
detenernos en cada una de ellas. Vamos a considerar tan sólo uno de dichos ritos, que es propio
de la forma extraordinaria. El celebrante, una vez ofrecida la hostia, la deposita directamente
sobre los corporales. La patena no volverá a servir hasta la fracción y comunión. Este rito pone
de manifiesto de forma simbólica la diferencia entre inmolación y comunión. El sacrificio (es
decir, la consagración) se realiza directamente sobre el ara. Más tarde, cuando llega el momento
de participar a la carne de la víctima inmolada se la coloca sobre la bandeja, es decir, la patena.

sábado, 29 de agosto de 2009

Diez monjas episcopalianas se convierten al catolicismo


Una comunidad de monjas episcopalianas y su capellán, en Baltimore, EE.UU., serán recibidas en la Iglesia Católica el próximo 3 de septiembre. La ortodoxia y la unidad son las razones que han movido a estas religiosas; muy decepcionadas por las decisiones de la Iglesia Episcopal de ordenar mujeres sacerdotes, consagrar un obispo gay y diversas confusiones en temas morales. Las religiosas mantendrán el uso litúrgico anglicano dentro del catolicismo, y han manifestado un gran afecto por Benedicto XVI.

La crisis postconciliar


Habían anunciado una primavera y sobrevino un riguroso invierno. El cardenal König, miembro de la comisión preparatoria dijo: "Un número considerable de obispos romanos con visiones estrictamente tradicionales estaban decididos a impedir cualquier paso que supusiera un avance. No estaban interesados en el aggiornamento (la puesta al día) porque lo consideraban peligroso para la fe".

Los frutos amargos producidos durante y después del concilio dieron ampliamente razón a estos obispos entre los cuales se encontraban el cardenal Ottaviani y Mons. Lefebvre. Es muy posible que el comienzo de la crisis no fuera exactamente postconciliar, pues se ha puesto justamente de relieve que los primeros síntomas aparecieron ya antes de que el concilio concluyera sus trabajos. Pero es también indudable que fue una vez concluido el Vaticano II y a lo largo de los años que siguieron cuando la crisis alcanzó extraordinaria amplitud, abusando incluso en la liturgia y despreciando los hábitos y sotanas, y esto pasó a convertirse en un fenómeno que afectó a la Iglesia universal".

Hicieron un concilio ¿para provocar la crisis de la fe en toda la Iglesia; una crisis para perder almas; un cisma al que condenan y llaman Lefebvrista?

Los modernistas, progresistas y liberales quisieron adaptar la Iglesia al tiempo actual prometiendo que iban a provocar una primavera en la Iglesia, un Nuevo Pentecostés; y ¿qué pasó? La Iglesia en los cinco continentes fue afectada en su fe, en su moral, en su disciplina, en su culto, en su prestigio, en todo, sin excepción. Pero los frutos prometidos nunca aparecieron. Nuestro Señor Jesucristo dijo "por el fruto se conoce el árbol" (Mt.12, 33). ¿Qué tipo de árbol es el concilio vaticano II? Si el concilio no contiene graves errores, ni ambigüedades, entonces ¿por qué provocó una crisis general? Si fue mal aplicado ¿por qué el Vaticano no condenó, o excomulgó a las autoridades de las ruinas? ¿Por qué las autoridades del Vaticano condenaron únicamente a los obispos y sacerdotes que querían permanecer fieles a la fe íntegra de 2.000 años?

La degollación de San Juan Bautista


Hay un trayecto que sigue al cumplimiento de un juramento, fruto de un baile que agradó mucho al rey y a sus invitados. Desde la mesa del banquete, preparado para celebrar el cumpleaños del rey Herodes, donde Salomé había pedido la cabeza del Bautista, por instigación de su madre, se baja a la cárcel donde se está llevando a cabo la orden dada por el monarca, en presencia de la muchacha, hasta el momento en que, subiendo, de nuevo alrededor de aquella mesa, se trae como un trofeo la cabeza cortada del Bautista.

Lejos de los palacios del rey y de su vida mundana se desarrolló la vida de este profeta. En las prisiones de esos palacios y durante sus fiestas finalizó la vida de este profeta. En el desierto, con su predicación, él preparó el camino para el Mesías; en la cárcel, con el eco de las obras y de la respuesta de Jesús, Juan se preparó para el encuentro con el Esposo.

Con el agua del Jordán bautizó a aquel por quien él deseaba ser bautizado. Con su sangre, que se derramaba desde una bandeja, fue bautizado en presencia de aquel que vino después de él. Juan había dado saltos de gozo, al escuchar el saludo de María, cuando aún se encontraba en el seno de Isabel. Ahora, para completo gozo suyo, allá en la cárcel y sobre aquella bandeja: Cristo estaba creciendo y él, en cambio, estaba disminuyendo.

Y Herodes lo mandó detener, lo encadenó y lo metió en una prisión, pero sin atreverse precisamente a matar y eliminar a la "Palabra profética" (2Pe 1,19). En cambio, la mujer del rey de la Troconítida, que era la personificación de una opinión pérfida y de una perversa enseñanza, parió una hija de nombre semejante al suyo. Sus movimientos, aparentemente armoniosos, agradaron mucho a Herodes, a quien gustaban las realidades de aquella generación. Y fueron causa de que el pueblo, a partir de entonces, no tuviera ya una destacada figura profética. Y llegó la cosa hasta tal punto que los movimientos del pueblo de los judíos, que aparentemente se ajustaban a la Ley, no fueran sino los movimientos de la hija de Herodías. Pero el baile de Herodías era lo opuesto a una danza sagrada, y los que lo bailan, serán reprobados y escucharán que se les dice: "Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado" (Mt 11,17).

Ellos bailan para celebrar el cumpleaños del monarca, mientras reina sobre ellos una doctrina impía, que complace sus movimientos...

Así y todo hay que dar gracias a Dios, porque, aunque la gracia profética le haya sido quitada al pueblo, una gracia más grande que toda gracia profética se ha derramado sobre las naciones por medio de nuestro Salvador Jesús, "que llegó a ser libre de entre los muertos" (Sal 87, 6). "En efecto, él fue crucificado en razón de su flaqueza, pero ahora vive por el poder de Dios" (2Cor 13, 4).

Considera, además, a aquel pueblo, en el que se determinaran cuáles son los alimentos puros y los impuros, y se desprecia a la profecía, ofrecida en un plato como si fuera un manjar. Los judíos ya no tienen al jefe de la profecía por haber renegado de Cristo Jesús, el punto capital de toda profecía.

El profeta es decapitado a causa de un juramento que habría sido mejor violarlo que mantenerlo. En efecto, no se podía colocar al mismo novel la culpa de hacer juramentos a la ligera, y el hecho de violarlos por haber sido hechos a la ligera. No se puede parangonar el delito de eliminar a un profeta con la obligación de mantenerse fiel a un juramento.

Además, debemos prestar atención al hecho de que Herodes no manda dar muerte a Juan a la luz del sol, sino que lo hace a escondidas y en la prisión. En realidad, el actual pueblo de los judíos no reniega abiertamente de las profecías, pero reniega de ellas como puede y a ocultas, y su incredulidad queda desenmascarada por este hecho. En efecto, así como habrían creído en Jesús si hubieran creido en Moisés, de la misma manera si hubieran creído en los profetas, habrían creído también en Aquel de quien los profetas habían profetizado. Pero, al no creer en él, no creen tampoco en los profetas, y metiendo en prisión a la "Palabra profética", la mutilan. Poseen esa Palabra muerta, mutilada, sin ninguna parte sana, porque no la comprenden. Nosotros, en cambio, habiéndose cumplido la profecía que dice de él: "No le quebrarán hueso alguno" (Jn 19, 36).


Orígenes, Comentario al Evangelio de Mateo.
ORACIÓN:
Haced, os lo suplicamos, Señor,
que la piadosa solemnidad del
bienaventurado Juan Bautista,
vuestro precursor y mártir, nos
obtenga gracias eficaces de salvación.
Vos que, siendo Dios, vivís y reináis
en unidad con el Padre y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 28 de agosto de 2009

La Sancta Missa según los santos (V).

San Francisco Javier Bianchi:
"Cuando oigan que yo no puedo ya celebrar la Misa, cuéntenme como muerto".
*
San Buenaventura:
"La Santa Misa es una obra de Dios en la que presenta a nuestra vista todo el amor que nos tiene; en cierto modo es la síntesis, la suma de todos los beneficios con que nos ha favorecido"."Hay en la Santa Misa tantos misterios como gotas de agua en el mar, como átomos de polvo en el aire y como ángeles en el cielo; no sé si jamás ha salido de la mano del Altísimo misterio más profundo.
*
San Gregorio el Grande:
"El sacrificio del altar será a nuestro favor verdaderamente aceptable como nuestro sacrificio a Dios, cuando nos presentamos como víctimas".
*
Santa Margarita María Alacoque:
Cuando asistía a la Santa Misa, al voltear hacia el altar, nunca dejaba de mirar al Crucifijo y las velas encendidas. Por qué? Lo hacía para imprimir en su mente y su corazón, dos cosas: El Crucifijo le recordaba lo que Jesús había hecho por ella; las velas encendidas le recordaban lo que ella debía hacer por Jesús, es decir, sacrificarse consumirse por El y por las almas.
*
San Andrés Avellino:
"No podemos separar la Sagrada Eucaristía de la Pasión de Jesús".

La Santa Misa es un sacrificio


Si la Misa es una comida, se comprende que el sacerdote se vuelva hacia los fieles. Como por ejemplo hacen los protestantes.

Pero la Misa es un sacrificio, por eso se le llama santa, porque es el santo sacrificio que Nuestro Señor Jesucristo realizó en el Calvario y se vuelve a realizar y se hace presente entre nosotros en la celebración del Santísimo Sacramento del Altar, siendo así la acción que solo puede ofrecer un varón de manos consagradas como sería el sacerdote, un sacrificio se ofrece a Dios y no a los asistentes, aunque los asistentes estén en oración y devoción a lo que se celebra que es un misterio muy grande, respondiendo siempre al sacerdote y uniéndose a él espiritualmente y después recibiendo a Jesús con reverencia y adoración, que es símbolo que lo amamos; a veces que voy a una Misa nueva veo que alguna gente al tomar la comunión con la mano se desprenden algunas partículas y se quedan en la mano de algunos fieles e incluso cae al suelo, eso veo que es una falta de respeto y no tenerle verdadero amor a Jesús sacramentado, e incluso a mi de pequeño me obligaron o más bien me impusieron junto a mis compañeros a recibir a Nuestro Señor en la mano, ahora que falta, así no veo respeto, reverencia y menos adoración, cuando hace 40 años atrás la comunión la recibían los niños arrodillados y con las manos juntas, como símbolo de respeto, urbanidad y buena conducta de cristiano católico; ahora parece que se están repartiendo monedas para que los niños se diviertan, con todo el respeto del mundo, esto es llegar a un límite muy extremo, creo que a muchos obispos y sacerdotes se le ha subido a la cabeza lo de reformar y modernizar.

Pero además de todo esto la Santa Misa es un sacrificio, ¿cuál? se preguntarán algunos, pues nada más y nada menos que el que realizó Nuestro Señor Jesucristo por todos nosotros en el Calvario, que con más razón hay que tenerle reverencia, adoración y respeto como tuvieron los magos en Belén, incluso ofreciendole lo mejor que tenían; oro, incienso y mirra, a un Rey oro, a un Sumo Sacerdote incienso y a una dolorosa Pasión mirra, por tanto con Fe acerquémonos al Rey de la Gloria a ofrecerle lo mejor de nuestras vidas y adoremosle, esta es la razón por la que el sacerdote, encabezando a los fieles, se vuelve hacia Dios, hacia el crucifijo que preside el Altar y la celebración en sí, recordando que Jesús se ofreció en la Cruz por todos nosotros, es una orientación cristocéntrico en la que los fieles junto al sacerdote miran y se orientan al crucifijo y no ocurre lo que sucede en la misa nueva que se dan la cara e incluso a veces hay mala orientación al sacerdote y muchas distracciones, os voy a contar una anecdota que me ocurrió estando yo en el seminario diocesano de mi diócesis, estando yo de acólito ayudando al sacerdote en la misa un compañero que estaba enfrente sentado me puso una cara rara y entonces yo empecé a reir en medio de la misa por la simple razón de que puso una mueca no se la razón ni el por qué, pero así ocurrió; o las risas de algunos sacerdotes que recuerdo también cuando nos miraba el sacerdote y a veces se reía sin prestar mucha atención al altar y al sacrificio, pero es cuestión de abrir los ojos y darse cuenta de que la Santa Misa es un sacrificio y no un circo o un simple recuerdo de la cena del Señor en la que nos sentamos y nos ponemos en pie y nos volvemos a sentar, el hecho de ponerse de rodillas es muy importante y la Misa nueva apenas hay que arrodillar como en la tridentina por ejemplo.

Tres condiciones indispensables son necesarias para que la Misa sea la continuación del Sacrificio de la Cruz:

La Oblación de la víctima; la transustanciación que la hace verdaderamente presente y no simbólicamente; la celebración por un sacerdote que toma el lugar de Cristo, el sacerdote principal. Este sacerdote debe estar consagrado por su Ordenación.

Ahora bien, advertimos que la nueva Misa, que es la nueva norma adoptada después del concilio para la celebración de la Misa, se alinea sobre la concepción protestante, o al menos se le aproxima peligrosamente. Para Lutero la misa puede ser un sacrificio de alabanza, es decir, un acto de alabanza, de acción de gracias; pero no un sacrificio expiatorio, renovación y aplicación del Sacrificio de la Cruz. Para Lutero el sacrificio de la Cruz tuvo lugar hace 20 siglos en un momento determinado de la historia; allí quedó, no puede repetirse; sólo podemos aplicarnos los méritos de ese sacrificio de Cristo por nuestra fe en su muerte y en su resurrección. Por el contrario, la Iglesia cree y afirma que ese sacrificio se renueva y se realiza místicamente sobre nuestros altares en cada misa, de una manera incruenta por la separación del Cuerpo y Sangre de Jesús en el pan y el vino.

Hacer de la Misa una comida memorial, una comida fraternal es un gran error de los protestantes. ¿Qué pasó en el siglo XVI? Precisamente lo que está camino de ocurrir hoy en la Iglesia Católica. Se sustituyó el altar por una mesa, se suprimió el Sacrificio del Altar y se puso de cara a los fieles al "presidente de la asamblea". El escenario de la cena protestante está perfectamente descrito en "Pierres vivantes", el libro de texto compuesto por los Obispos de Francia en los años 80's y que debe ser enseñado obligatoriamente a todos los niños: "los cristianos se juntan para celebrar la Eucaristía. Es la misa... Ellos proclaman la fe de la Iglesia, ofrecen el pan y el vino... El sacerdote que preside dice la gran oración de acción de gracias..."

Pero esa no es la fe de la Iglesia Católica. En la Religión Católica, el sacerdote es quien celebra la Misa, él es quien ofrece el pan y el vino. La noción de "presidente de la asamblea" proviene directamente del protestantismo. El cambio de vocabulario sigue al cambio de mentalidad. Antiguamente se decía: "Monseñor Lustiger celebrará una Misa Pontifical". Actualmente la frase utilizada es: "Lustiger presidirá una concelebración".

La comunión del sacerdote y los fieles es una comunión de la víctima, que se ofrece sobre el altar en sacrificio. Este es sólido, de piedra; si no fuese así, contiene por lo menos el Ara, que es una piedra sacrificial. En él se han incrustrado reliquias de mártires, pues ellos han ofrecido su sangre por el Maestro. Esta comunión de la sangre de Nuestro Señor con la sangre de los mártires nos anima a ofrecer también nuestras vidas a Dios.

jueves, 27 de agosto de 2009

LA MISA DEL CONCILIO VATICANO II: Misa protestante











SEGUIMOS SIN ENCONTRAR COMO EL RITO TRIDENTINO SE CONTINUA CON EL DEL VATICANO II…
Esa “misa-circo” de las fotos no tiene validez ninguna. No sólo es irreverente sino que la parodia de consagración hecha por niños de la foto me parece un sacrilegio flagrante. Los superiores de ese sacerdote deberían castigarlo muy severamente por semejante profanación de la Eucaristía.

Vemos que la Santa Misa no es tan santa con el nuevo rito inventado a mediados del siglo XX, prefiero la Sancta Missa de todos los siglos...
Decía San Basilio: “SOLO SON DIGNOS DE LLEVAR EL CUERPO DE CRISTO LOS HOMBRES DE MANOS CONSAGRADAS (SACEROTES)”, atiendan a la liturgia de la iglesia que es una riqueza y no una burla, si muchos conocieran de verdad el Misterio del Sacrificio del Calvario, no veríamos estas imágenes averrantes fruto del concilio vaticano II que se dejó llevar por los discursos protestantes...




Un balance del Concilio


"En un coloquio organizado en la primavera de 1986 por la prestigiosa École Française de Rome, para conmemorar el vigésimo aniversario de la terminación del Vaticano II, el Prof. A. Rémond afirma que el concilio aportó importantes novedades en la vida de la Iglesia. Fue, ante todo, el primer concilio de la historia celebrado a cielo abierto, bajo la mirada atenta de los observadores de otras confesiones cristianas, de los medios de información y de la opinión pública mundial".

Por primera vez, herejes y cismáticos rebeldes a la fe católica estaban presentes y activos en un concilio de la Iglesia Católica, concilio que se hizo más bien para adaptar la fe y culto y mentalidad católica al gusto de los separados que para afirmar y defender la fe católica integralmente y sin ambigüedades.

El Cardenal König de Viena reconoce que "los documentos conciliares pasaron por las manos" de los observadores protestantes y ortodoxos y que "su opinión fue buscada y valorada. También fueron capaces de clarificar malentendidos e introducir nuevos aspectos, y sus opiniones se plasmaron en varios decretos conciliares". Como si de un encuentro ecuménico se tratara y no de un concilio "DE LA IGLESIA CATÓLICA" como los anteriores.

La influencia protestante y cismática, judía y masónica sobre el concilio es indudable. Después de la clausura del concilio, Oscar Cullmann, observador protestante en todas las sesiones conciliares dijo: "Con una mirada retrospectiva, y considerando el conjunto del concilio, nuestras expectativas, excepto en pocos casos, y en la medida deseada no eran ilusiones; se han visto cumplidas e incluso superadas en muchos puntos". En toda verdad, las exigencias de Martín Lutero, el más grande heresiarca de la historia de la Iglesia, fueron aceptadas e introducidas en la Iglesia Católica.

Todos los historiadores reconocen que el concilio marcó un giro en el tono de la enseñanza de la Iglesia acerca de sus relaciones con el mundo moderno, fruto de la ideología anticristiana y atea, "pasando de una actitud de profundo pesimismo a una apreciación más diversificada de los valores de la modernidad", es decir, valores de negación de lo sobrenatural, de la vida eterna, de la moral y fe católica. "El Vaticano II imprimió también una nueva orientación eclesiológica: de la reivindicación de un estatuto privilegiado para la Iglesia de servicio que rehúsa aparecer como dominadora".

En otras palabras la Iglesia, Madre de las naciones que durante siglos ella formó y protegió, debe ponerse al mismo nivel que cualquiera secta fundada hoy. Con esta ideología los hombres de la Iglesia del Vaticano II desamparan a los católicos, aceptando que el Estado no tenga religión; que los políticos hagan leyes que hacen violar la moral católica y menospreciar la fe. La secularización, es decir, descristianización actual que hace sufrir a tantas familias, fue aceptada y pedida por los modernistas desde un primer momento y tomaron el poder en la Iglesia. "Finalmente, dice Rémond, la Declaración sobre la libertad religiosa, al afirmar su legitimidad, alteraba sustancialmente su fundamento doctrinal. Esta libertad no será una concesión a la hipótesis, el mal menor que es forzoso tolerar, sino que la Declaración aporta un planteamiento nuevo que hace fundar la libertad religiosa en el respeto a la conciencia y en la libertad del acto de fe". Está claro que el acto de fe en sí es libre, pero, los ideólogos modernistas niegan la realeza de Nuestro Señor Jesucristo en la sociedad, dando igual derecho al error que a la verdad; favorecen el relativismo religioso y moral; niegan lo que habían enseñado durante siglos todos los Papas y adoptan la ideología masónica cuyo fin es destruir la fe católica y descristianizar a los pueblos cristianos. Todo esto había sido denunciado y rechazado durante tres siglos por los papas Gregorio XVI, Pío IX, San Pío X, Pío XI y Pío XII.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Desórdenes litúrgicos o protestantización de la Liturgia católica


"La crisis postconciliar tuvo una serie de manifestaciones externas que se extendieron a diversos campos, desde el teológico al litúrgico, sin perdonar tampoco el del asociacionismo católico. Es preciso señalar algunas de esas manifestaciones, que hirieron especialmente a la sensibilidad religiosa de los fieles. La reforma de una Liturgia de la Iglesia, que permanecía prácticamente inalterada desde la época tridentina, abrió el camino a no pocas extravagancias, que desbordaron ampliamente los principios rectores de la legalización conciliar. El mayor margen dejado a la espontaneidad individual degeneró no pocas veces en anarquía litúrgica. Millones de católicos se retiraron de los templos y buscaron algo serio fuera de la Iglesia Católica ocupada por el modernismo triunfante apoyado por Pablo VI. Los sacerdotes perdieron su identidad y muchas veces su vocación".

martes, 25 de agosto de 2009

La Sancta Missa en la vida del cristiano, (V).


“Sin oración no puede haber fuerza para resistir al enemigo ni para practicar las virtudes cristianas: la oración es para el alma lo que el fuego para el hierro; cuando el hierro está frío es duro y difícil de trabajar, pero “puesto al fuego se ablanda y entonces el forjador le da la fuerza que desea”.
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“Para observar los mandamientos y consejos divinos se necesita tener un corazón blando; es decir, dócil y fácil para recibir las impresiones de las inspiraciones divinas y para ponerlas en práctica, que es lo que pedía Salomón al Señor: Darás a tu siervo un corazón dócil.
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“Al presente, y por causa del pecado, nuestro corazón es naturalmente indócil y duro, porque estando inclinado al placer sensual, recalcitra contra las leyes del espíritu, como se lamentaba el apóstol: Siento en mis miembros otra ley que lucha contra la ley del espíritu (Rm. 7, 23). Sólo se hace blando y dócil el corazón bajo el influjo de la gracia que se le comunica en la oración; al considerar la bondad divina, el amor que Dios nos ha demostrado y los inmensos beneficios que nos ha hecho, se inflama nuestro corazón, se enternece, y se convierte en materia apta para seguir las voces de Dios; pero sin oración el corazón quedará como antes era, duro, reacio y recalcitrante, y acabará en la ruina: El corazón duro acabará mal, y el que ama el peligro en él perecerá (Ecli. 3, 27).
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“Con razón exhortaba San Bernardo al Papa Eugenio que no dejara la oración por el vértigo de los negocios: “Temo, Eugenio, que la balumba de los negocios te arrastre a dejar la oración y la meditación y se te endurezca con esto el corazón, que no podrá aborrecer sus defectos, porque nos los verá”.
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“Quizá a alguno se le ocurra pensar que es cosa perdida y ociosa el tiempo que dan a la oración las almas fervorosas, pudiendo emplearlo en obras útiles, como ellos dicen. Esos tales no saben que en la oración es donde hacen las almas acopio de fuerzas para derrotar al enemigo y practicar las virtudes. De ese reposo proceden las fuerzas, según San Bernardo.
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“Es lo que significaba el Amado con aquellas palabras: Nos despertéis a mi esposa hasta que ella quiera (Cant. 3, 5). Dice hasta que ella quiera, porque el sueño, o sea el reposo que toma el alma en la oración, debe ser voluntario, pero, al mismo tiempo, es necesario para la vida espiritual: el que no duerme no puede trabajar ni seguir el camino, sino que va cayéndose de cansancio. El alma que no reposa y no toma fuerzas en la oración no tiene fuerzas para practicar el bien y resistir a las tentaciones, y va dando tumbos por e camino”.
(De: Una sola cosa es necesaria).

lunes, 24 de agosto de 2009

La Santa Misa según los santos (IV).

San Lorenzo Justino:
"Nunca lengua humana puede enumerar los favores que se correlacionan al Sacrificio de la Misa. El pecador se reconcilia con Dios; el hombre justo se hace aún más recto; los pecados son borrados; los vicios eliminados; la virtud y el mérito crecen, y las estratagemas del demonio son frustradas.
*
San Leonardo de Port Maurice:
"Oh gente engañada, qué están haciendo? Por qué no se apresuran a las Iglesias a oír tantas Misas como puedan? Por qué no imitan a los ángeles, quienes cuando se celebra una Misa, bajan en escuadrones desde el Paraíso y se estacionan alrededor de nuestros altares en adoración, para interceder por nosotros?"."Yo creo que sí no existiera la Misa, el mundo ya se hubiera hundido en el abismo, por el peso de su iniquidad. La Misa es el soporte poderoso que lo sostiene ".“Una misa antes de la muerte puede ser más provechosa que muchas después de ella…
*
San Felipe Neri:
"Con oraciones pedimos gracia a Dios; en la Santa Misa comprometemos a Dios a que nos las conceda ".
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San Pedro Julián Eymard:
"Sepan, oh Cristianos, que la Misa es el acto de religión más sagrado. No pueden hacer otra cosa para glorificar más a Dios, ni para mayor provecho de su alma, que asistir a Misa devotamente, y tan a menudo como sea posible ".
San Bernardo:
"Uno obtiene más mérito asistiendo a una Santa Misa con devoción, que repartiendo todo lo suyo a los pobres y viajando por todo el mundo en peregrinación ".

Disminución o pérdida de la Fe en el Santísimo Sacramento y la Confesión


"La despreciación del culto eucarístico constituyó un abuso que hirió los sentimientos religiosos de muchos fieles.

En no pocos templos, el sagrario, que ocupaba un lugar honroso y principal, fue desplazado a otro secundario y marginal, como si se tratara de sustraer el Santísimo Sacramento a la adoración del pueblo cristiano. Causaba grima por aquellos años, al visitar las grandes catedrales románicas o góticas de la vieja Europa, ver en algunas de ellas el sagrario sustituido por una caja metálica empotrada en la pared, oculta en un oscuro rincón, como si su función no fuera ya otra que la de servir de depósito o reserva de formas consagradas ".

Y ¡qué decir de los sacrilegios y profanaciones del Santísimo Sacramento, de la comunión en la mano! El Papa Juan Pablo II en su Encíclica sobre la Eucaristía (Nom nº 52) dice: "Es de lamentar que, sobre todo a partir de los años de la reforma litúrgica postconciliar, por un malentendido sentido de creatividad y de adaptación, no hayan faltado abusos, que para muchos han sido causa de malestar". El Papa reconoce que hubo gente que llegó "a considerar como no obligatorias las formas adoptadas por la gran tradición litúrgica de la Iglesia y su Magisterio, y a introducir innovaciones no autorizadas y con frecuencia del todo inconvenientes".

El Cardenal Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, decía: "Estoy convencido de que la crisis eclesial en la que nos encontramos hoy depende en gran parte del hundimiento de la liturgia" provocado por el Concilio Vaticano II y los que abusaron en su aplicación.

"El sacramento de la Penitencia sufrió de modo particular como consecuencia de la crisis del postconcilio, hasta el punto de que todavía hoy existen Iglesias particulares donde ha desaparecido casi por completo la práctica de la confesión auricular. La falta de facilidades para la confesión individual contribuyó a su decadencia: muchos confesionarios fueron retirados de los templos y otros permanecieron habitualmente vacíos.

Estos hechos contribuyeron a crear un estado de confución en las conciencias, el avandono por muchos fieles de la práctica de la confesión e incluso el oscurecimiento del sentido del pecado". ¡Dios mío!, ¿Cómo un Concilio supuestamente pastoral y asistido por el Espñiritu Santo podría producir estos frutos amargos?

La Sancta Missa en la vida del cristiano, (IV).


“Ecce Agnus Dei… Domine, non sum dignus… Vamos a recibir al Señor. Para acoger en la tierra a personas constituidas en dignidad hay luces, música, trajes de gala. Para albergara a Cristo en nuestra alma, ¿cómo debemos prepararnos? ¿Hemos pensado alguna vez en cómo nos conduciríamos, si sólo se pudiera comulgar una vez en la vida?
*
“Cuando yo era niño, no estaba aún extendida la práctica de la comunión frecuente. Recuerdo cómo se disponían para comulgar: había esmero en arreglar bien el alma y el cuerpo. El mejor traje, la cabeza bien peinada, limpio también físicamente el cuerpo, y quizá hasta un poco de perfume… Eran delicadezas propias de enamorados, de almas finas y recias, que saben pagar con amor el Amor.
*
“Con Cristo en el alma, termina la Sancta Missa: la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo nos acompaña durante toda la jornada, en nuestra tarea sencilla y normal de santificar todas las nobles actividades humanas.
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“Asistiendo a la Sancta Missa, aprenderéis a tratar a cada una de las Personas divinas: al Padre, que engendra al Hijo; al Hijo que es engendrado por el Padre; al Espíritu Santo que de los dos procede. Tratando a cualquiera de las tres Personas, tratamos a un solo Dios; y tratando a las tres, a la Trinidad, tratamos igualmente a un solo Dios único y verdadero. Amad la Missa, hijos míos, amad la Missa. Y comulgad con hambre, aunque estéis helados, aunque la emotividad no responda: comulgad con fe, con esperanza, con encendida caridad.
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“No ama a Cristo quien no ama la Sancta Missa, quien no se esfuerza en vivirla con serenidad y sosiego, con devoción, con cariño. El amor hace a los enamorados finos, delicados; les descubre, para que los cuiden, detalles a veces mínimos, pero que son siempre expresión de un corazón apasionado. De este modo hemos de asistir a la Sancta Missa. Por eso he sospechado siempre que, los que quieren oir una Missa corta y atropellada, demuestran con esa actitud poco elegante también, que no han alcanzado a darse cuenta de lo que significa el Sacrificio del altar.
*
De: San Josemaría Escrivá: Es Cristo que pasa, 14 de abril de 1960

sábado, 22 de agosto de 2009

Corazón Inmaculado de María.


Después de consagrar en plena Guerra Mundial todo el género humano al Inmaculado Corazón de María, para ponerlo bajo la protección de la Madre del Salvador, decretó el Papa Pío XII, en 1944, que toda la Iglesia celebrase anualmente una fiesta en honor del Inmaculado Corazón de María, el 22 de agosto, día de la octava de la fiesta de la Asunción.La devoción del Corazón de María es ya antigua. San Juan Eudes la propagó en el s. XVII, uniéndola a la del Sagrado Corazón de Jesús.En el s. XIX, Pío VII, primero, y después Pío IX concedieron a muchas iglesias particulares una fiesta del Purísimo Corazón de María, señalada primeramente para el domingo después de la Asunción, y luego para el sábado que sigue a la fiesta del Sagrado Corazón. Al fijar el 22 de agosto la Fiesta del Inmaculado Corazón de María, y extenderla a toda la Iglesia, le asignó Pío XII como fin el obtener, por intercesión de la santísima Virgen, “la paz entre las naciones, la libertad de la Iglesia, la conversión de los pecadores, el amor a la pureza y la práctica de las virtudes”.
Feliz día del Inmaculado Corazón de María. Virgen María, Auxilio de los Cristianos, Ora pro Nobis.

Los fieles de Salamaca escriben al Obispo y a Ecclesia Dei para pedir la Misa


Al igual que hicieran los fieles que en Gijón solicitaron la Santa Misa por la forma extraordinaria, los fieles que hicieron lo propio en Salamanca han escrito también a su Obispo, D. Carlos López, solicitándole la Misa, con copia a Ecclesia Dei.
Desde Salamanca nos han remitido el contenido íntegro de la carta, que reproducimos aquí para conocimiento de nuestros lectores:
Lunes de Pentecostés, 12 de mayo de 2008Mes de la Santísima Virgen María
Ilmo. y Rvdmo. Sr. D. Carlos LópezObispo de SalamancaIlustrísima:
Nos dirigimos a V.I. según lo previsto en el Motu Proprio «Summorum Pontificum» de S.S. Benedicto XVI, dado que no ha sido atendida nuestra petición anterior, dirigida al párroco de San Juan de Sahagún en Salamanca, para que se celebre regularmente la Santa Misa según el Misal Romano de 1962.
Se adjunta copia de la carta dirigida a principios de año a don José Miguel Isidro, cura párroco de San Juan de Sahagún, junto con las firmas de sesenta fieles (trece de esa parroquia y cuarenta y siete de otras parroquias de la ciudad). Se adjunta también fotocopia del acuse de recibo de la misma, del 14 de enero.
No se recibió respuesta, a no ser un comentario dirigido a uno de los firmantes, habitual en esa parroquia, en el sentido de que los promotores de la iniciativa podían pasar a hablar con el párroco. Ante la falta de contestación escrita, eso hicimos tres de los firmantes, que acudimos al despacho parroquial el pasado viernes 29 de febrero.
El párroco alegó una serie desordenada de pretextos para rechazar nuestra petición, que iban desde el intento de desacreditar la misma hasta la supuesta dificultad de integrar la Misa tradicional en el horario de la parroquia. También afirmó que había hablado con el Obispo sobre el asunto, y que V.I. le había indicado que nos diera largas, puesto que ¿según su relato? V.I. le había dicho que la Conferencia Episcopal Española preparaba un reglamento sobre la celebración según el Misal del Beato Juan XXIII.
Como esta situación contraviene tanto el texto del Motu Proprio arriba citado, así como las instrucciones que desde Roma se han venido repitiendo, rogamos a V.I. disponga lo necesario para que a la mayor brevedad Salamanca disponga de un templo (situado en lugar céntrico, para facilitar que todos los fieles que lo deseen puedan acudir) donde se celebre en horario fijo y al menos todos los domingos y fiestas de guardar, la Santa Misa según el Misal Romano de 1962.
Suplica la bendición de V.I. y besa su anillo pastoral

La Santa Misa según los santos (III).

Santo Tomás de Aquino:
"La celebración de la Santa Misa tiene tanto valor como la muerte de Jesús en la Cruz".
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San Francisco de Asís:
"El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote".
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Santa Teresa de Jesús:
"Sin la Santa Misa, ¿que sería de nosotros? Todos aquí abajo pereceríamos ya que únicamente eso puede detener el brazo de Dios. Sin ella, ciertamente que la Iglesia no duraría y el mundo estaría perdido sin remedio".En cierta ocasión, Santa Teresa se sentía inundada de la bondad de Dios. Entonces le hizo esta pregunta a Nuestro Señor: “Señor mío, ¿cómo Os podré agradecer?” Nuestro Señor le contestó: “ASISTID A UNA MISA”.
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San Alfonso de Ligorio:
"El mismo Dios no puede hacer una acción más sagrada y más grande que la celebración de una Santa Misa".
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Padre Pío de Pieltrecina:
"Sería más fácil que el mundo sobreviviera sin el sol, que sin la Santa misa"La Misa es infinita como Jesús... pregúntenle a un Ángel lo que es la misa, y El les contestará, enverdad yo entiendo lo que es y por qué se ofrece, mas sin embargo, no puedo entender cuánto valor tiene. Un Ángel, mil Ángeles, todo el Cielo, saben esto y piensan así".

viernes, 21 de agosto de 2009

La Santa Misa según los santos (II).

San Juan Eudes:
"Para ofrecer bien una Eucaristía se necesitarían tres eternidades: una para prepararla, otra para celebrarla y una tercera para dar gracias""Tened por cierto el tiempo que empleéis con devoción delante de este divinísimo Sacramento, será el tiempo que más bien os reportará en esta vida y más os consolará en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que acaso ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la presencia de Jesús Sacramentado que en todos los demás ejercicios espirituales del día."
*
San Cirilo de Jerusalén:
"Así como dos pedazos de cera derretidos juntos no hacen más que uno, de igual modo el que comulga, de tal suerte está unido con Cristo, que él vive en Cristo y Cristo en él."
*
San Ignacio de Loyola:
Preparando el altar, y después de revestirme, y durante la Misa, movimientos internos muy intensos y muchas e intensas lágrimas y llanto, con frecuente pérdida del habla, y también al final de la Misa, y por largos períodos durante la misa, en la preparación y después, la clara visión de nuestra Señora, muy propicia ante el Padre, hasta tal grado, que las oraciones al Padre y al Hijo y en la consagración, no podía sino sentir y verla, como si fuera parte o la puerta, para toda la gracia que sentía en mi corazón. En la consagración de la Misa, ella me enseñó que su carne estaba en la de su Hijo, con tanta luz que no puedo escribir sobre ello. No tuve duda de la primera oblación ya hecha"
*
El santo cura de Ars, San Juan María Vianney:
“Si conociéramos el valor de La Santa Misa nos moriríamos de alegría”."Sí supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella"."Qué feliz es ese Ángel de la Guarda que acompaña al alma cuando va a Misa".
"La Misa es la devoción de los Santos".
*
San Anselmo:
“Una sola misa ofrecida y oída en vida con devoción, por el bien propio, puede valer más que mil misas celebradas por la misma intención, después de la muerte.”

"El Papa lo quiere"


Monseñor Bartolucci ha recordado que "Juan XXIII, pese a lo que dicen, era en liturgia de un tradicionalismo autoconvencido y emocionante... Una vez me telefoneó Monseñor Dante, ceremoniero papal, para pedirme preparar el canto del Vexilla Regis para el Viernes Santo. Le respondí: 'Pero si lo habéis abolido'. Y Dante me contestó: 'El Papa lo quiere'. Lo organicé en horas y con gran alegría cantamos de nuevo lo que la Iglesia había cantado durante siglos ese día... Nuestra liturgia plurisecular debemos contemplarla con veneración y recordar que en la manía de 'mejorar' nos arriesgamos a hacer solo daños".

MONSEÑOR BARTOLUCCI: Siempre he celebrado con el antiguo misal


El Maestro de Capilla emérito de la Capilla Sixtina ha declarado que celebra con el antiguo Misal ininterrumpidamente desde su ordenación: "Se equivocan quienes la llaman Tridentina o de San Pío V, es nuestra Misa, romana y universal en el tiempo y en el espacio. Una única lengua de Oceanía al Ártico".Monseñor Bartolucci no elude críticas a la forma en la que se aplicó la reforma litúrgica: "se pretendía comprender la transustanciación como un teorema de matemáticas"... Además nos podemos fijar en los orientales y ver que ellos conservan su liturgia de San Juan Crisóstomo tal como la celebraba el santo hace siglos en el imperio bizantino, o por ejemplo los coptos tienen un rito que se ha mantenido ininterrumpidamente desde siglos de antigüedad y aún hoy celebran y esperamos los que amamos la Liturgia romana que continuemos con la liturgia que el Papa Juan XXIII amó y reeditó en 1962.

La Santa Misa según los santos (I).

Santa Angela de Foligno:
"Si tan solo pausáramos por un momento para considerar con atención lo que ocurre en este Sacramento, estoy seguro que pensar en el amor de Cristo por nosotros transformaría la frialdad de nuestros corazones en un fuego de amor y gratitud."
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San Agustín:
"Cristo se sostuvo a si mismo en Sus manos cuando dio Su Cuerpo a Sus discípulos diciendo: "Este es mi Cuerpo". Nadie participa de esta Carne sin antes adorarla".
"Reconoce en este pan lo que colgó en la cruz, y en este caliz lo que fluyó de Su costado... todo lo que en muchas y variadas maneras anunciado antemano en los sacrificios del Antiguo Testamento pertenece a este singular sacrificio que se revela en el Nuevo Testamento" -Sermón 3, 2; Circa 410 A.D.
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San Efrén:
Oh Señor, no podemos ir a la piscina de Siloé a la que enviaste el ciego. Pero tenemos el cáliz de tu Preciosa Sangre, llena de vida y luz. Cuanto mas puros somos, mas recibimos.:
"Cuando la abeja ha recogido el roció del cielo y el néctar de las flores mas dulce de la tierra, se apresura a su colmena. De la misma forma, el sacerdote, habiendo del altar al Hijo de Dios (que es como el rocío del cielo y verdadero hijo de María, flor de nuestra humanidad), te lo da como manjar delicioso"
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San Juan Bosco:
"El objetivo principal es promover veneración al Santísimo Sacramento y devoción a María Auxilio de los Cristianos. Este título parece agradarle mucho a la augusta Reina del Cielo"

La Sancta Missa en la vida del cristiano, (III).


“Así se entra en el canon, con la confianza filial que llama a nuestro Padre Dios clementísimo. Le pedimos por la Iglesia y por todos en la Iglesia: por el Papa, por nuestra familia, por nuestros amigos y compañeros. Y el católico, con corazón universal, ruega por todo el mundo, porque nada puede quedar excluido de su celo entusiasta. Para que la petición sea acogida, hacemos presente nuestro recuerdo y nuestra comunicación con la gloriosa siempre Virgen María y con una puñado de hombres, que siguieron los primeros a Cristo y murieron por Él
*
“Quam oblationem… Se acerca el instante de la consagración. Ahora, en la Missa, es otra vez Cristo quien actúa, a través del sacerdote: Este es mi Cuerpo. Este es el Cáliz de mi Sangre. ¡Jesús está con nosotros! Con la Transustanciación, se reitera la infinita locura divina, dictada por el Amor. Cuando hoy se repita ese momento, que sepamos cada uno decir al Señor, sin ruido de palabras, que nada podrá separarnos de Él, que su disponibilidad –inerme- de quedarse en las apariencias ¡tan frágiles! Del pan y del vino, nos ha convertido en esclavos voluntarios: praesta meae menti de te vivere, et te ille semper dulce sapere: haz que yo viva siempre de ti y que siempre saboree la dulzura de tu amor.
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“Más peticiones: porque los hombres estamos casi siempre inclinados a pedir: por nuestros hermanos difuntos, por nosotros mismos. Aquí caben también todas nuestras infidelidades, nuestras miserias. La carga es mucha, pero Él quiere llevarla por nosotros y con nosotros. Termina el canon con otra invocación a la Trinidad Santísima: per Ipsum, et cum Ipso, et in Ipso…, por Cristo, con Cristo y en Cristo, Amor nuestro, a Ti, Padre Todopoderoso, en la unidad del Espíritu Santo, te sea dado todo honor y gloria por los siglos de los siglos.
*
“Jesús es el camino, el Mediador; en Él, todo; fuera de Él, nada. En Cristo, enseñados por Él, nos atrevemos a llamar Padre Nuestro al Todopoderoso: el que hizo el cielo y la tierra es ese Padre entrañable que espera que volvamos a Él continuamente, cada uno como un nuevo y constante hijo pródigo”.
*
De: San Josemaría Escrivá: Es Cristo que pasa, 14 de abril de 1960.

jueves, 20 de agosto de 2009

La Sancta Missa en la vida del cristiano, (II).


“El Confiteor nos pone por delante nuestra indignidad; no el recuerdo abstracto de la culpa, sino la presencia, tan concreta, de nuestros pecados y de nuestras faltas. Por eso repetimos: Kyrie eleison, Christe eleison, Señor, ten piedad de nosotros; Cristo, ten piedad de nosotros. Si el perdón que necesitamos estuviera en relación con nuestros méritos, en este momento brotaría en el alma una tristeza amarga. Pero, por bondad divina, el perdón nos viene de la misericordia de Dios, al que ya ensalzamos –Gloria!-, porque Tú sólo eres santo, Tú solo Señor, Tú solo altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.
*
“Oímos ahora la Palabra de la Escritura, la Epístola y el Evangelio, luces del Paráclito, que habla con voces humanas para que nuestra inteligencia sepa y contemple, para que la voluntad se robustezca y la acción se cumpla. Porque somos un solo pueblo que confiesa una sola fe, un Credo; un pueblo congregado, en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
*
“A continuación, la ofrenda: el pan y el vino de los hombres. No es mucho, pero la oración acompaña: recíbenos, Señor, al presentarnos a Ti con espíritu de humildad y con el corazón contrito; y el sacrificio que hoy te ofrecemos, oh Señor Dios, llegue de tal manera tu presencia, que te sea grato. Irrumpe de nuevo el recuerdo de nuestra miseria y el deseo de que todo lo que va al Señor esté limpio y purificado: lavaré mis manos, amo el decoro de tu casa.
*
“Hace un instante, antes del lavabo, hemos invocado al Espíritu Santo, pidiéndole que bendiga el Sacrificio ofrecido a su santo Nombre. Acabada la purificación, nos dirigimos a la Trinidad –Suscipe, Sancta Trinitas-, para que acoja lo que presentamos en memoria de la vida, de la Pasión, de la Resurrección y de la Ascensión de Cristo, en honor de María, siempre Virgen, en honor de todos los santos.
*
“Que la oblación redunde en salvación de todos –Orate, frates, reza el sacerdote-, porque este sacrificio es mío y vuestro, de toda la Iglesia Santa. Orad, hermanos, aunque seáis pocos los que os encontréis reunidos; aunque sólo se halle materialmente presente nada más que un cristiano, y aunque estuviese solo el celebrante: porque cualquier Missa es el holocausto universal, rescate de todas las tribus y lenguas, y pueblos y naciones.
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“Todos los cristianos, por la Comunión de los Santos, reciben las gracias de cada Missa, tanto si se celebra ante miles de personas o si ayuda al sacerdote como único asistente un niño, quizá distraído. En cualquier caso, la tierra y el cielo se unen para entonar con los Ángeles del Señor: Sanctus, Sanctus, Sanctus…
*
“Yo aplaudo y ensalzo con los Ángeles: no me es difícil, porque me sé rodeado de ellos, cuando celebro la Sancta Missa. Están adorando a la Trinidad. Como sé también que, de algún modo, interviene la Santísima Virgen, por la íntima unión que tiene con la Trinidad Beatísima y porque es Madre de Cristo, de su Carne y de su Sangre: Madre de Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre. Jesucristo concebido en las entrañas de María Santísima sin obra de varón, por la sola virtud del Espíritu Santo, lleva la misma Sangre de su Madre: y esa Sangre es que se ofrece en Sacrificio redentor, en el Calvario y en la Sancta Missa”.
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De: Josemaría Escrivá: Es Cristo que pasa. Extractos de una homilía del 14 de abril de 1960.

La Sancta Missa en la vida del cristiano (I).


“La Sancta Missa nos sitúa de ese modo ante los misterios primordiales de la fe, porque es la donación misma de la Trinidad a la Iglesia. Así se entiende que la Missa sea el centro y la raíz de la vida espiritual del cristiano. Es el fin de todos los sacramentos. En la Missa se encamina hacia su plenitud la vida de la gracia, que fue depositada en nosotros por el Bautismo, y que crece, fortalecida por la Confirmación. Cuando participamos de la Eucaristía, escribe San Cirilo de Jerusalén, experimentamos la espiritualización deificante del Espíritu Santo, que no sólo nos configura con Cristo, como sucede en el Bautismo, sino que nos cristifica por entero, asociándonos a la plenitud de Cristo Jesús.
*
“La efusión del Espíritu Santo, al cristificarnos, nos lleva a que nos reconozcamos hijos de Dios. El Paráclito, que es caridad, nos enseña a fundir con esa virtud toda nuestra vida; y consummati in unum, hechos una sola cosa con Cristo, podemos ser entre los hombres lo que San Agustín afirma de la Eucaristía: signo de unidad, vínculo de Amor.
*
“No descubro nada nuevo si digo que algunos cristianos tienen una visión muy pobre de la Sancta Missa, que para otros es un mero rito exterior, cuando no un convencionalismo social. Y es que nuestros corazones, mezquinos, son capaces de vivir rutinariamente la mayor donación de Dios a los hombres. En la Missa interviene de modo especial, repito, la Santísima Trinidad. Corresponder a tanto amor exige de nosotros una total entrega, del cuerpo y del alma: oímos a Dios, le hablamos, lo vemos, lo gustamos. Y cuando las palabras no son suficientes, cantamos, animando a nuestra lengua –Pange, lingua!- a que proclame, en presencia de toda la humanidad, las grandezas del Señor.
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“Vivir la Sancta Missa es permanecer en oración continua: convencernos de que, para cada uno de nosotros, es este un encuentro personal con Dios: adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros pecados, nos purificamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los cristianos.
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“Quizá, a veces, nos hemos preguntado cómo podemos corresponder a tanto amor de Dios; quizá hemos deseado ver expuesto claramente un programa de vida cristiana. La solución es fácil, y está al alcance de todos los fieles: participar amorosamente en la Sancta Missa, aprender en la Missa a tratar a Dios, porque en este Sacrificio se encierra todo lo que el Señor quiere de nosotros.
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“Permitidme que os recuerde lo que en tantas ocasiones habéis observado: el desarrollo de las ceremonias litúrgicas. Siguiéndolas paso a paso, es muy posible que el Señor haga descubrir a cada uno de nosotros en qué debe mejorar, qué vicios ha de extirpar, cómo ha de ser nuestro trato fraterno con todos los hombres”.
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“El sacerdote se dirige hacia el Altar de Dios, del Dios que alegra nuestra juventud. La Sancta Missa se inicia con un canto de alegría, porque Dios está aquí. Es la alegría que, junto con el reconocimiento y el amor , se manifiesta en el beso a la mesa del altar, símbolo de Cristo y recuerdo de los santos: un espacio pequeño, santificado porque en esta ara se confecciona el Sacramento de la infinita eficacia”.
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De: San Josemaría Escrivá: Es Cristo que pasa. (Extracto de homilía pronunciada el 14 de abril de 1960).

En octubre 2º congreso sobre el MOTU PROPRIO SUMMORUM PONTIFICUM organizado por Giovani e tradizioni


GIOVANI e TRADIZIONEAMICIZIA SACERDOTALE “SUMMORUM PONTIFICUM”organizanEl 2° Congreso sobre el Motu proprio “Summorum Pontificum” de S.S. el Papa Benedicto XVI: un gran don para toda la Iglesia.Roma, 16-18 octubre 2009Sede: Sala Convegni – Casa Bonus Pastor – Via Aurelia, 208 – ROMAPreviamente: Amicizia Sacerdotale Summorum PontificumJornada Sacerdotal – Año Sacerdotal 2009-10( para sacerdotes, diáconos, religiosos, seminaristas)Viernes 16 de octubre 200916,00: Recepción16,15: Canto del Veni CreatorIntroducción: “El año sacerdotal dispuesto por el Santo Padre: un don para los Sacerdotes y la Iglesia” (R.P. Vincenzo M. Nuara, O.P.)16,30: Conferencia espiritual: “Cristo, ideal del Sacerdote” (S.E.R. Mons. Athanasius Schneider, C.R.S.C.)17,30: Pausa18,00: Diálogo19,00: Adoración Eucaristica- Vísperas - Bendición.20,00: Cena21,00: S. Rosario21,30: Encuentro de “Amicizia Sacerdotale Summorum Pontificum”.(P. Vincenzo M. Nuara, O.P. y Don Camillo Magarotto)22,30: CompletasCONGRESOSábado 17 de octubre 20098,00: Santa Misa(Celebrante: S.E.R. Mons. Athanasius Schneider, C.R.S.C.)(Coro de los Franciscanos/as de la Inmaculada)9,00: Recepción e inscripciones9,30: Canto del Veni CreatorIntroducción a los trabajos:(R.P. Vincenzo M. Nuara, O.P. – Fundador y animador de “Giovani e Tradizione”/ “Amicizia Sacerdotale Summorum Pontificum”, Roma)10,00: 1ª Relación: “ La sacralidad de la belleza de la Liturgia en los Santos Padres”.(S.E.R. Mons. Athanasius Schneider, C.R.S.C. – Obispo auxiliar de Karaganda- Kazakhstan)11,00: 2ª Relación: “ Catolicidad y Romanidad de la Iglesia en la hora actual”(Prof. Roberto De Mattei, Profesor de Historia de la Iglesia y del Cristianismo en la Universidad Europea - Roma)Ore 11,30: 1ª Comunicación: “El arte sacro al servicio de la Liturgia católica”.(M.R.D. Michael John Zielinski, O.S.B. Oliv.- Abad- Vice presidente de la Pontificia Comisión de los Bienes Culturales de la Iglesia y de Arqueología Sacra)12,00: Angelus12,15 : 2ª Comunicación: “La musica sacra al servicio de la Liturgia católica”.(M.R. Mons. M° Valentino Miserachs Grau- Presidente del Pontificio Instituto de Musica Sacra)(pausa para el almuerzo)15,30: S. Rosario16,00: 3ª Relación: “El Motu proprio Summorum Pontificum para el crecimiento de la vida religiosa”.(M.R.P. Stefano M. Manelli, F.I. – Fundador y Ministro General de los Franciscanos de la Inmaculada)17,00: 4ª Relación: “El Motu proprio Summorum Pontificum y la hermenéutica de la continuidad” .(M.R. Mons. Prof. Brunero Gherardini, Ordinario emérito de Eclesiología y Decano emérito de la facultad de Teología de la Pontificia Universidad Lateranense, Canónigo Vaticano).18,30: Conclusiones19,00: Canto del Te Deum y Bendición Eucarística.(Celebrante: M.R. Mons. Camille Perl, Vice-Presidente emérito de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei” – Canónigo Vaticano).(Coro de los Franciscanos/as de la Immaculada)(pausa para la cena)21,30: Encuentro de “Giovani e Tradizione”(Angelo Pulvirenti – Coordinador de G. e T.)Domingo 18 de octubre 200910,00: Basílica Patriarcal de San Pedro en el Vaticano (Capilla de la Adoración Eucarística), Santa Misa Pontifical en Rito Romano Antiguo celebrada por S.E.R. Mons. Raymond Leo Burke – Arzobispo- Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.(Coro de los Franciscanos/as de la Immaculada)12,00: Angelus con el Santo Padre en la Plaza de San PedroNotas para la organización:- Organización: Giovani e Tradizione/Amicizia Sacerdotale Summorum Pontificum (Acireale/Roma) http://www.giovanietradizione.org/ ; info: 330.702501- Sede del congreso: Casa Bonus Pastor, Via Aurelia, 208, ROMA – tel. 6987.1282 - http://www.casabonuspastor.it/- Cuota de participación: E. 20,00; (para jóvenes, estudiantes, seminaristas,novicios/as, religiosos/as en formación: Euro 10,00).- La inscripción al congreso puede efectuarse con anticipación a través del sitio web de Giovani e Tradizione .- Los sacerdotes podrán celebrar la Santa Misa en la Capilla Mayor de la Casa Bonus Pastor durante las jornadas del congreso.- Para participar de las celebraciones litúrgicas, los sacerdotes, los diáconos y los seminaristas vestirán el hábito talar con la faja, el sobrepelliz y la birreta; los religiosos el hábito coral propio.- Cada participante se encargará de encontrar personalmente alojamiento en Roma.- Las comidas se podrán realizar en la sede del congreso con un costo de E. 15,50 cada una, anotándose en la secretaría del congreso antes de las 11,00.

El sacerdote en 12 puntos


EL SACERDOTE ...



  1. Es Otro Cristo. Respétalo.


  2. Es representante de Dios. Ten confianza en él.


  3. Es tu bienhechor. Muéstrate agradecido con él.


  4. En el confesionario es médico de tu alma. Manifiéstale tus heridas.


  5. Es guía en tus caminos. Sigue sus consejos.


  6. Es juez de tus actos. Obedece sus amonestaciones.


  7. En el altar, él ofrece tus oraciones a Dios. No te olvides de él.


  8. El reza por ti, por los tuyos y por las almas del purgatorio. Pide a Dios misericordia para ti y para él.


  9. En su vida diaria, es hombre. No lo condenes.


  10. Es un hombre. Una palabra de afecto lo alegrará.


  11. Si tienes que decir sus faltas, dilas a Dios para que lo ilumine y le dé ánimo para corregirlas.


  12. El tiene una gran responsabilidad. Pide a Dios que lo guíe en la vida y tenga misericordia de él en el trance de su muerte.

Virgen Inmaculada, acoge bajo tu manto
a todas las almas sacerdotales del mundo entero
para que sean lirios purísimos para Jesús.

La Santa Misa


La Santa Misa es la acción más grande que se puede realizar en este mundo. En ella el mismo Dios baja sobre el altar, convirtiéndose el pan en el Cuerpo vivo y real de Jesucristo, y el vino en su preciosa Sangre.

Los Ángeles, aunque de una manera invisible, están alrededor del altar con gran devoción, respeto y cantando.

Además es el mismo sacrificio del Calvario renovado del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que Él mismo instituyó para perpetuidad en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección.

Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna.

Jesucristo instituyó la Eucaristía el Jueves Santo, "la noche en que fue entregado" (1Co 11,23), mientras celebraba con sus Apóstoles la Última Cena.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Santa Misa Tradicional en la hermandad de la Soledad de Alcalá del Río


El pasado Jueves de Pasión, y dentro del Septenario a Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad Coronada, la Real, Muy Antigua, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santo Entierro de Cristo en su Misericordia y Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad Coronada organizó la Santa Misa según la Forma Extraordinaria del Rito Romano. La ceremonia, oficiada por el director espiritual de dicha hermandad, D. Fernando Reyes, y en la que colaboró Una Voce Sevilla, resultó espléndida. Una vez más, una hermandad de penitencia de Sevilla ha demostrado su buen hacer y su fidelidad al Santo Padre Benedicto XVI en la organización de sus cultos.

Cardenal Castrillón Hoyos: "La liturgia gregoriana es una de las sensibilidades mayores del Papa"


En una muy interesante entrevista concedida a RCN Radio, de Colombia, el cardenal Darío Castrillón Hoyos ha afirmado recientemente, y frente a rumores infundados que en Colombia apuntaban a que el Santo Padre pudiera "haberle pedido su dimisión", que él seguirá al Frente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, en favor de "una de las sensibilidades mayores del Papa que es promover la liturgia gregoriana, como una liturgia de gran contenido teológico, espiritual e inclusive artístico, y él quiere conservarla para la Iglesia".

martes, 18 de agosto de 2009

Cardenal Cañizares sobre la Misa Tradicional


-La liturgia gregoriana no es sólo para los fieles que ya la conocen y se acogen a ella, sino que debe proponerse a todos los fieles para que la conozcan.
-Ocasiones propicias para la celebración de la Santa Misa según el Misal de Juan XXIII son, por ejemplo, la Semana Santa o la Vigilia de Pentecostés, y comunidades especiales, como las hermandades y cofradías, son un marco propicio en los que su celebración es apropiada (a este respecto, recuerdo la misa que por la Forma Extraordinaria han celebrado tres cofradías sevillanas, una de ellas, la hermandad del Silencio, pionera en toda España).

La Misa Tradicional



"Un Rito que fue camino seguro de santidad durante siglos no puede convertirse repentinamente en una amenaza, si la fe que en él se expresa sigue siendo considerada válida".
"el Motu Proprio Summorum Pontificum nos muestra que la liturgia de la Iglesia debe tener una continuidad intrínseca, pues lo que antes Ella creía que era la Misa no puede no creerlo ahora. Por eso, para ser legítimos ambos Misales, deben ser ambos "expresiones validas de la misma fe católica" y de ningún modo podrían presentarse como reflejo de visiones opuestas -y menos aún inconciliables- acerca de la acción litúrgica".

San Pío V



Es interesante el mensaje que el Pontífice envió felicitando a los ejércitos vencedores. Dice así: "No fueron las técnicas, no fueron las armas, las que nos consiguieron la victoria. Fue la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Dios".



Oración
En este tiempo de tanta proliferación de protestantismo por todas partes, que este valiente defensor de la Iglesia ruegue por nosotros."Si tu haces algo por la Virgen María, la Virgen hará mucho por ti".



Historia
Nació en un pueblo llamado Bosco, en Italia, el 17 de enero de 1504. Sus padres eran muy piadosos pero muy pobres. Aunque era un niño muy inteligente, sin embargo hasta los 14 años tuvo que dedicarse a cuidad ovejas en el campo, porque los papás no tenían con qué costearle estudios. Pero la vida retirada en la soledad del campo le sirvió mucho para dedicarse a la piedad y a la meditación, y la gran pobreza de la familia le fue muy útil para adquirir gran fortaleza para soportar los sufrimientos de la vida. Más tarde será también Pastor de toda la Iglesia.
Una familia rica notó que su hijo Antonio se comportaba mejor desde que era amigo de nuestro santo, y entonces dispuso costearle los estudios para que acompañaran a Antonio y le ayudara a ser mejor. Y así pudo ir a estudiar con los Padres Dominicos y llegar a ser religiosos de esa comunidad. Nunca olvidará el futuro Pontífice este gran favor de tan generosa familia. En la comunidad le fueron dando cargos de muchos importancia: Maestro de novicios, Superior de varios conventos. Y muy pronto el Sumo Padre, el Papa, lo nombró obispo. Tenía especiales cualidades para gobernar.
Como el protestantismo estaba invadiendo todas las regiones y amenazaba con quitarle la verdadera fe a muchísimos católicos, el Papa nombró a nuestro santo como encargado de la asociación que en Italia defendía a la verdadera religión. Y él, viajando casi siempre a pie y con gran pobreza, fue visitando pueblos y ciudades, previniendo a los católicos contra los errores de los evangélicos y luteranos, y oponiéndose fuertemente a todos los que querían atacar nuestra religión. Muchas veces estuvo en peligro de ser asesinado, pero nunca se dejaba vencer por el temor. Con los de buena voluntad era sumamente bondadoso y generoso, pero para con los herejes demostraba su gran ciencia y sus dotes oratorias y los iba confundiendo y alejando, en los sitios a donde llegaba.El Papa, para premiarles sus valiosos servicios y para tenerlo cerca de él como colaborador en Roma, lo nombró Cardenal y encargado de dirigir toda la lucha en la Iglesia Católica en defensa de la fe y contra los errores de los protestantes.
Al morir el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo les dijo a los demás cardenales que el candidato más apropiados para ser elegido Papa era este santo cardenal. Y lo eligieron y tomó el nombre de Pío Quinto. Antes se llamaba Antonio Chislieri.Antes se acostumbraba que al posesionarse del cargo un nuevo Pontífice, se diera un gran banquete a los embajadores y a los jefes políticos y militares de Roma. Pío Quinto ordenó que todo lo que se iba a gastar en ese banquete, se empleará en darles ayudas a los pobres y en llevar remedios para los enfermos más necesitados de los hospitales.Cuando recién posesionado, iba en procesión por Roma, vio en una calle al antiguo amigo Antonio, aquel cuyos papás le habían costeado a él los estudios y lo llamó y lo nombró gobernador del Castillo Santángelo, que era el cuartel del Papa. La gente se admiró al saber que el nuevo Pontífice había sido un niño muy pobre y comentaban que había llegado al más alto cargo en la Iglesia, siendo de una de las familias más pobres del país.Pío Quinto parecía un verdadero monje en su modo de vivir, de rezar y de mortificarse. Comía muy poco. Pasaba muchas horas rezando. Tenía tres devociones preferidas La Eucaristía (celebraba la Misa con gran fervor y pasaba largos ratos de rodillas ante el Santo Sacramento) El Rosario, que recomendaba a todos los que podía.Y la Santísima Virgen por la cual sentía una gran devoción y mucha confianza y de quién obtuvo maravillosos favores.Las gentes comentaban admiradas: - Este sí que era el Papa que la gente necesitaba". Lo primero que ordenó fue que todo obispo y que todo párroco debía vivir en el sitio para donde habían sido nombrados (Porque había la dañosa costumbre de que se iban a vivir a las ciudades y descuidaban la diócesis o la parroquia para la cual los habían nombrado). Prohibió la pornografía. Hizo perseguir y poner presos a los centenares de bandoleros que atracaban a la gente en los alrededores de Roma.
. Visitaba frecuentemente hospitales y casas de pobres para ayudar a los necesitados. Puso tal orden en Roma que los enemigos le decían que él quería convertir a Roma en un monasterio, pero los amigos proclamaban que en 300 años no había habido un Papa tan santo como él. Las gentes obedecían sus leyes porque le profesaban una gran veneración.En las procesiones con el Santísimo Sacramento los fieles se admiraban al verlo llevar la custodia, con los ojos fijos en la Santa Hostia, y recorriendo a pie las calles de Roma con gran piedad y devoción.
Promulgó y codificó un Misal y la Liturgia de las Horas, o sea los 150 Salmos que los sacerdotes deben rezar. Publicó también un Catecismo Universal. Dio gran importancia a la enseñanza de las doctrinas de Santo Tomás de Aquino en los seminarios, porque por no haber aprendido esas enseñanzas muchos sacerdotes se habían vuelto protestantes.
Los mahometanos amenazaban con invadir a toda Europa y acabar con la Religión Católica. Venían desde Turquía destruyendo a sangre y fuego todas las poblaciones católicas que encontraban. Y anunciaron que convertirían la Basílica de San Pedro en pesebrera para sus caballos. Ningún rey se atrevía a salir a combatirlos.
Pío V con la energía y el valor que el caracterizaban, impulsó y buscó insistentemente la ayuda de los jefes más importantes de Europa. Por su cuenta organizó una gran armada con barcos dotados de lo mejor que en aquel tiempo se podía desear para una batalla. Obtuvo que la república de Venecia le enviara todos sus barcos de guerra y que el rey de España Felipe II le colaborar con todas sus naves de combate. Y así organizó una gran flota para ir a detener a los turcos que venían a tratar de destruir la religión de Cristo. Y con su bendición los envió a combatir en defensa de la religión.
Puso como condición para estar seguros de obtener de Dios la victoria, que todos los combatientes deberían ir bien confesados y habiendo comulgado. Hizo llegar una gran cantidad de frailes capuchinos, franciscanos y dominicos para confesar a los marineros y antes de zarpar, todos oyeron misa y comulgaron. Mientras ellos iban a combatir en las aguas del mar, el Papa y las gentes piadosas de Roma recorrían las calles, descalzos, rezando el rosario para pedir la victoria.Los mahometanos los esperaban en el mar lejano con 60 barcos grandes de guerra, 220 barcos medianos, 750 cañones, 34,000 soldados especializados, 13,000 marineros y 43,000 esclavos que iban remando. El ejército del Papa estaba dirigido por don Juan de Austria (hermano del rey de España). Los católicos eran muy inferiores en número a los mahometanos. Los dos ejércitos se encontraron en el golfo de Lepanto, cerca de Grecia.El Papa Pío Quinto oraba por largos ratos con los brazos en cruz, pidiendo a Dios la victoria de los cristianos. Los jefes de la armada católica hicieron que todos sus soldados rezaran el rosario antes de empezar la batalla. Era el 7 de octubre de 1571 a mediodía. Todos combatían con admirable valor, pero el viento soplaba en dirección contraria a las naves católicas y por eso había que emplear muchas fuerzas remando. Y he aquí que de un momento a otro, misteriosamente el viento cambió de dirección y entonces los católicos, soltando los remos se lanzaron todos al ataque. Uno de esos soldados católicos era Miguel de Cervantes. El que escribió El Quijote.
Don Juan de Austria con los suyos atacó la nave capitana de los mahometanos donde estaba su supremo Almirante, Alí, le dieron muerte a éste e inmediatamente los demás empezaron a retroceder espantados. En pocas horas, quedaron prisioneros 10,000 mahometanos. De sus barcos fueron hundidos 111 y 117 quedaron en poder de los vencedores. 12,000 esclavos que estaban remando en poder de los turcos quedaron libres.En aquel tiempo las noticias duraban mucho en llegar y Lepanto quedaba muy lejos de Roma. Pero Pío Quinto que estaba tratando asuntos con unos cardenales, de pronto se asomó a la ventana, miró hacia el cielo, y les dijo emocionado: "Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria". Varios días después llegó desde el lejano Golfo de Lepanto, la noticia del enorme triunfo. El Papa en acción de gracias mandó que cada año se celebre el 7 de octubre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías se colocara esta oración "María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros" (propagador del título de Auxiliadora fue este Pontífice nacido en un pueblecito llamado Bosco. Más tarde un sacerdote llamado San Juan Bosco, será el propagandista de la devoción a María Auxiliadora).Pío V murió el 1 de mayo de 1572 a los 68 años de edad, fue beatificado por el Papa Clemente X en 1672 y fue declarado santo por el Papa Clemente XI en 1712.


ORACIÓN: San Pío V, gran defensor de la Iglesia, humildemente te rogamos que intercedas ante Cristo Nuestro Señor, a fin de que la Misa que codificaste con tanta unción y cuidado, y que decretaste a perpetuidad, vuelva a generalizarse en toda la Iglesia Católica, para edificación de las almas, de los fieles y del propio clero. Te suplicamos atiendas este ruego. Amén