Varias webs rescatan esta anécdota, que se cuenta en Roma, y que podría ser significativa de cómo el propio Papa Pablo VI fue víctima de la precipitación de los reformadores de la liturgia. Un día del año 1970 el Santo Padre fue a oficiar y encontró ornamentos verdes. "¿Porqué estos ornamentos?" preguntó. El ceremoniero respondió: "es tiempo ordinario, Santidad". El Papa replicó: "Es la octava de Pentecostés, los ornamentos son rojos". Le respondieron: "Esa fiesta ha sido suprimida, Santidad". Pablo VI dijo: "¿Y quien la ha suprimido". El ceremoniero le respondió: "Vuestra Santidad la ha suprimido". Afirman que el Santo Padre lloró.
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